¿Qué hace el estrés en nuestro organismo?

El estrés es una parte natural de la vida. Puede ser algo bueno, si te ayuda a mantenerte motivado y a aprovechar al máximo las oportunidades que se te presentan. Pero también puede ser malo: si el estrés es excesivo o dura demasiado, puede perjudicar la salud e incluso provocar depresión o ansiedad.

Formas en las que el estrés afecta a nuestro cuerpo

Hay dos formas principales en las que el estrés puede afectar a nuestro cuerpo. La primera se llama hiperactivación. Esto ocurre cuando el cerebro se vuelve demasiado activo, enviando señales al cuerpo de que necesita trabajar más duro o más eficientemente. Esto puede causar ansiedad o depresión, pero también hace que el cuerpo trabaje más duro o más eficientemente.

Por ello hay que aprender a diferenciarlo, ya que el estrés puede traer grandes daños a nuestro organismo, entre ellos puede cambiar la química del cerebro, lo que puede aumentar el riesgo de sufrir enfermedades cardíacas. O hacer que los vasos sanguíneos se estrechen, restringiendo el flujo sanguíneo en todo el cuerpo. Esto puede dar lugar a enfermedades cardiovasculares, como ataques cardíacos y accidentes cerebrovasculares.

Hormonas del estrés

La razón es que cuando el cuerpo experimenta estrés, libera unas hormonas llamadas epinefrina (adrenalina) y norepinefrina (noradrenalina). Estas hormonas hacen que los vasos sanguíneos se contraigan, restringiendo el flujo sanguíneo en todo el cuerpo. Esto puede dar lugar a una presión arterial alta y a enfermedades cardíacas. 

Los efectos del estrés en el cerebro

Y no solo puede afectar al corazón, algunos científicos sugieren que el daño físico causado por el estrés puede afectar negativamente a la estructura del cerebro. Por ejemplo, se ha planteado la hipótesis de que el estrés puede provocar cambios estructurales en el hipocampo del cerebro, que se ha relacionado con la formación de la memoria. Además, hay pruebas de que el estrés puede reducir los niveles de ciertos neurotransmisores (sustancias químicas que afectan al funcionamiento del cerebro), como la dopamina, la norepinefrina y la serotonina.

El cerebro es complejo, está formado por miles de millones de neuronas interconectadas que responden a los estímulos de diversas maneras. Estas respuestas pueden afectar a los recuerdos, los comportamientos y los pensamientos. El estrés es cualquier presión intensa ejercida sobre el sistema de un individuo y puede provocar cambios físicos en el cerebro, como el envejecimiento de las células cerebrales o la pérdida de nuevas conexiones entre las neuronas existentes. También puede afectar a las emociones de las personas -miedo, ira, tristeza- y a su forma de responder a las situaciones que les rodean. 

Los efectos del estrés sobre el aparato digestivo

Uno de los efectos colaterales del estrés prolongado es cómo afecta a la digestión y al modo en que se absorben los nutrientes en el intestino. Recientes estudios han descubierto que las personas que sufren estrés crónico son más propensas a tener problemas con su sistema digestivo que las que están sometidas a menos estrés.

Los cambios fisiológicos asociados con el estrés pueden conducir a condiciones de salud crónicas como la diabetes y las enfermedades del corazón. Por eso es importante aprender a lidiar con el estrés antes de que se convierta en un problema.

Formas para lograr la relajación y combatir el estrés

La relajación a través de diferentes acciones, como la meditación o la aromaterapia puede ayudar a aliviar el estrés para que pueda seguir con sus actividades diarias sin afectar negativamente a su salud en general. 

Una de las formas más saludables de relajarse y dejar que el cerebro descanse es durmiendo. Existe un debate sobre lo que hace exactamente la mente mientras duerme. Sin embargo, lo que sí es cierto es que mientras la mente está en reposo, es capaz de procesar la información a un ritmo más rápido. Esta mayor capacidad de procesamiento se debe a la relajación de los músculos y del sistema nervioso que se produce durante la etapa de sueño profundo. Esta etapa es crucial para el buen funcionamiento del cerebro y del sistema nervioso.

La meditación es una práctica que puede ser muy útil para dormir bien. Ayuda a reducir la excitación del sistema nervioso facilitando la relajación del cuerpo y la mente, dejando de lado el estrés del día para que el cuerpo se prepare para un merecido descanso. Cuando meditas, te concentras en tu respiración, te relajas y dejas de lado cualquier pensamiento que te perturbe.

Otra forma totalmente de relajarte antes de dormir, es respirando. Los ejercicios de respiración ayudan a reducir la tensión muscular, a disminuir los niveles de ansiedad, a reducir el ritmo cardíaco y a dejar de lado las preocupaciones y los pensamientos negativos. En definitiva, son un arma infalible para dar una señal clara al cerebro: estamos preparados para descansar y queremos disfrutar de un sueño reparador. Tendemos a dar por sentada la respiración. Es algo automático, como inspirar y espirar. Pero, si intentas respirar de formas diferentes o prestar atención a tu respiración, notarás que se vuelve más fácil y relajada. Al concentrarte en tu respiración, empezarás a sentirte más tranquilo y relajado. Esto desencadena la liberación de endorfinas, que son sustancias químicas naturales de tu cuerpo que te hacen sentir más feliz y relajado. Estas endorfinas también te ayudan a dormir mejor y a despertarte sintiéndote renovado.

La mejor manera de relajarse debe ser descubierta por cada persona. Puedes darte un baño, encender unas velas aromáticas o simplemente meditar. La clave es encontrar un método de relajación que resuene contigo y te haga sentir bien. No importa el tipo de método de relajación que elijas, siempre que te funcione. Encuentra lo que te funciona y utilízalo tan a menudo como puedas.

 

 

McEwen BS. Efectos centrales de las hormonas del estrés en la salud y la enfermedad: Comprender los efectos protectores y perjudiciales del estrés y de los mediadores del estrés. European Journal of Pharmacology. 2008 Apr;583(2-3):174-185. DOI: 10.1016/j.ejphar.2007.11.071. PMID: 18282566; PMCID: PMC2474765.

https://europepmc.org/article/PMC/2474765

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